Se calcula que el número de niños desplazados internos alrededor del mundo a causa de los conflictos armados asciende a entre 11,2 millones y 13,7 millones. El desplazamiento forzado desarraiga a los niños y los jóvenes en un momento de sus vidas en que están más necesitados de estabilidad.

El desplazamiento agrava la vulnerabilidad de los niños

Mientras huyen de las zonas de conflicto, las familias y los niños suelen estar expuestos a múltiples peligros físicos. Se ven amenazados por los ataques, los cañoneos y las minas terrestres y a menudo se ven obligados a caminar días enteros con cantidades limitadas de agua y alimentos. En esas circunstancias, los niños padecen aguda desnutrición, son susceptibles a contraer enfermedades y son los primeros en morir. Las niñas que huyen son especialmente vulnerables a los abusos sexuales. Muchos niños abandonan sus hogares para evitar el reclutamiento forzado, aunque después descubren que el hecho de haber sido desplazados los expone al riesgo de que los recluten, muy en especial si carecen de documentos y viajan solos. Además, los niños desplazados internos no suelen tener acceso a la educación ni a los servicios de salud.

Los derechos de los niños desplazados internos

Los niños desplazados internos a causa de un conflicto armado tienen derechos como todos los demás niños. Esos derechos están expresamente garantizados en un conjunto amplio de normas de derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Esos derechos y garantías comprenden

  • el principio de la no discriminación,
  • el derecho a documentación,
  • la protección frente a la violencia y el abuso,
  • el derecho a los servicios esenciales y
  • el requisito de que, cuando se trate con niños desplazados dentro de su país, deberá prevalecer el interés superior de esos niños.

En el documento de trabajo titulado “Niños y Justicia durante y después de los conflictos armados” se ofrece orientación a los gobiernos y demás agentes humanitarios sobre cómo deben defenderse los derechos de esos niños y brindárseles una protección adecuada.