La guerra es y siempre ha sido una fuente de peligro para los niños. Muchas niñas y niños resultan muertos y mutilados en situaciones de conflicto. La naturaleza cambiante de los conflictos y las minas terrestres y municiones sin detonar representan una amenaza concreta para los niños.

La naturaleza cambiante de los conflictos pone en peligro a los niños

Los principios humanitarios de distinción y proporcionalidad exigen que los combatientes distingan entre combatientes y civiles y prohíben los actos cuyos daños a objetos civiles excedan de la ventaja militar esperada. No obstante, en la guerra moderna estos principios pierden vigencia entre las fuerzas y grupos armados debido a la naturaleza cambiante de los conflictos. Los niños con frecuencia resultan muertos y heridos en el curso de las operaciones militares, atrapados sobre todo en el fuego cruzado, los bombardeos aéreos y los cañoneos. Otra tendencia preocupante es el aumento de los ataques suicidas con bombas, y la utilización de niños para llevarlos a cabo, que provocan la muerte o heridas graves a los niños.

Minas terrestres y municiones sin detonar

Si bien miles de niños resultan heridos y muertos durante las operaciones militares, muchos también son víctimas de las minas terrestres y las municiones sin detonar.

Prohibición con arreglo al derecho internacional

El derecho a la vida y la prohibición de matar y mutilar a civiles son principios consagrados en el derecho internacional humanitario, los tratados de derechos humanos y la jurisprudencia. Mediante su resolución 1882 (2009) el Consejo de Seguridad definió los actos para causar
la muerte y la mutilación de los niños en contravención del derecho internacional como factor desencadenante para ser incluido en la lista del Informe del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados.