La violencia sexual es cada vez más una característica de los conflictos y suele perpetrarse contra niñas y niños en ausencia de un estado de derecho. En algunos casos la violencia sexual se ha empleado como táctica de guerra con el fin de humillar a la población o forzar su desplazamiento.
Consecuencias devastadoras
Los niños que experimentan la violencia sexual padecen traumas sicológicos a largo plazo; graves consecuencias para la salud, en particular infecciones de transmisión sexual como el virus de la inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/SIDA); y embarazos precoces. La reintegración de esos niños constituye un problema más grave aún, ya que las comunidades suelen estigmatizar a las niñas que han estado vinculadas a grupos armados y que se sospecha han sido violadas. Las madres jóvenes de bebés nacidos como consecuencia de una violación por lo general permanecen con el grupo armado dados los lazos familiares y la dependencia que han desarrollado con el tiempo y para evitar el estigma social en sus comunidades de origen. Esas niñas y niños son particularmente vulnerables a todas las formas de explotación, sobre todo la prostitución y la trata, y necesitan protección especial.
Violencia sexual y los niños varones
Los niños varones también son víctimas de la violencia sexual en los conflictos. Por ejemplo, en el Afganistán la práctica de baacha baazi (niños varones bailarines) sigue siendo un fenómeno generalizado. Se trata de una forma de esclavitud sexual y de prostitución infantil en la que los niños varones son vendidos a hombres ricos o poderosos, en particular a dirigentes militares y políticos para actividades sexuales y de esparcimiento. Otro aspecto que tiende a subestimarse es el trauma que sufren los niños varones que son testigos de la violencia sexual o que la cometen. Ellos pueden verse obligados a cometer violaciones sexuales, bien por orden directa de su comandante o indirectamente por la presión de sus compañeros de grupo.
Prohibición con arreglo al derecho internacional
Las violaciones sexuales y otras formas de violencia sexual contra los niños son violaciones de los derechos humanos y pueden constituir infracciones graves del derecho internacional humanitario. Si se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil, los actos de violencia sexual pueden constituir crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en virtud de lo dispuesto en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. De conformidad con su resolución 1882 (2009), el Consejo de Seguridad designó la violencia sexual cometida contra los niños una prioridad esencial y exhortó a las partes en conflicto armado a que prepararan y ejecutaran planes de acción para hacer frente a esas violaciones. La violencia sexual también es un factor desencadenante para ser incluido en la lista del Informe del Secretario General de las partes en conflicto que cometen violaciones graves contra los niños en situaciones de conflicto armado.