Informe anual del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados

Nueva York, 27 de junio de 2018 – Tanto el número de niños afectados por los conflictos armados como la gravedad de las violaciones cometidas contra ellos aumentaron en el último año, según el informe anual del Secretario General sobre los niños y los conflictos armados que se ha publicado hoy.

           “En el informe se detalla la violencia atroz que han sufrido los niños y se pone de manifiesto que, en demasiadas situaciones de conflicto, las partes en conflicto tienen un desprecio absoluto por las medidas que podrían contribuir a proteger a los más vulnerables de los efectos de la guerra”, afirmó Virginia Gamba, Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados.

(27 de junio de 2018 – Rueda de prensa de Virginia Gamba, Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados)

           Las Naciones Unidas verificaron más de 21.000 violaciones graves de los derechos del niño entre enero y diciembre de 2017, un aumento inaceptable en comparación con años anteriores (en 2016 se habían registrado 15.500 violaciones).

           Las crisis en curso en Myanmar, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Siria, Sudán del Sur y el Yemen provocaron un fuerte aumento de las violaciones graves verificadas. En Siria, los niños sufrieron el mayor número de violaciones verificadas registrado hasta ahora en el país. En la República Democrática del Congo, la crisis en las Kasais provocó que se multiplicaran por ocho los ataques a escuelas y hospitales (515). Siguiendo una tendencia despreciable, casi la mitad de las 881 bajas infantiles verificadas en Nigeria fueron consecuencia de ataques suicidas, entre ellos varios casos en que se utilizó a niños como bombas humanas.

           Más de 10.000 niños fueron asesinados o mutilados en 2017; las cifras aumentaron considerablemente en el Iraq y Myanmar, sin que dejaran de ser inaceptablemente altas en el Afganistán y Siria.

           “Cuando su propia casa o su escuela pueden ser atacadas sin reparos, cuando los refugios tradicionales se convierten en objetivos, ¿cómo pueden los niños y las niñas escapar de la brutalidad de la guerra?”, declaró Virginia Gamba. “Este panorama demuestra el flagrante desprecio de las partes en conflicto por el derecho internacional, lo que hace que los civiles, especialmente los niños y niñas, sean cada vez más vulnerables a la violencia y el abuso y a ser utilizados”, añadió.

                            Las crisis prolongadas y las nuevas crisis afectan muy seriamente a los niños

           En Sudán del Sur, la violencia contra los niños no disminuyó y se verificó que se había reclutado y utilizado a 1.221 niños. La incidencia de la violación y de otras formas de violencia sexual contra los niños se mantuvo en cifras inquietantemente altas, habida cuenta de que se verificaron más de 900 casos contra niños y niñas.

           El número de niños detenidos por su supuesta asociación con grupos armados siguió siendo motivo de gran preocupación. Por ejemplo, en el Iraq, al menos 1.036 niños estaban recluidos en centros de detención de menores acusados de delitos relacionados con la seguridad nacional, principalmente por su supuesta vinculación con el EIIL. En Nigeria, más de 1.900 niños fueron privados de su libertad por la supuesta asociación de los menores o de sus padres con Boko Haram.

           En su informe, el Secretario General recordó a las autoridades que los niños que habían estado vinculados con grupos armados debían ser tratados principalmente como víctimas y que la detención solo se debía utilizar como último recurso.

           Los secuestros de niños a gran escala continuaron siendo otra tendencia preocupante. En Somalia, Al-Shabaab secuestró más de 1.600 niños, muchos de los cuales también fueron reclutados y utilizados y víctimas de violencia sexual. También se documentó el reclutamiento transfronterizo en gran escala por actores como el EIIL y Boko Haram como tendencia persistente que exige esfuerzos regionales concertados.

           Otra tendencia inquietante fue la denegación del acceso humanitario como táctica de guerra. Se impidió que los niños de Myanmar, Siria, Sudán del Sur y el Yemen recibieran asistencia vital. En Siria, 400.000 personas, entre ellas niños, quedaron atrapadas en zonas asediadas, como Al-Guta y Damasco Rural, y tuvieron que hacer frente al deterioro de sus condiciones de vida.

           El número de niños no acompañados que huyen de las guerras y la violencia también pone de relieve la importancia de una respuesta internacional coordinada, en la que participen agentes regionales y subregionales, con miras a multiplicar los esfuerzos de protección infantil y abordar la dimensión transfronteriza de las violaciones graves.

           “Me comprometo a trabajar con las partes en conflicto y los asociados de las Naciones Unidas para establecer mecanismos de prevención sólidos. Los esfuerzos y los recursos deben dirigirse a ese fin para garantizar que, en el futuro, los niños estén mejor protegidos frente a las violaciones graves”, afirmó la Representante Especial.

                            Aumento de la interacción con las partes en conflicto y progresos

           Más de 10.000 niños fueron liberados oficialmente de las fuerzas y los grupos armados para comenzar su proceso de reintegración.

           En el Sudán se ha suprimido de la lista a las fuerzas gubernamentales por el reclutamiento y la utilización de niños tras la conclusión de su plan de acción con las Naciones Unidas. En Colombia, como parte del proceso de paz, las FARC-EP, a raíz de la puesta en marcha de varias medidas para liberar a los niños y prevenir su reclutamiento, han sido suprimidas de la lista. La firma de nuevos planes de acción con el Equipo de Tareas Conjunto Civil en Nigeria (septiembre de 2017) y el Movimiento Patriótico por la República Centroafricana en la República Centroafricana (junio de 2018) está contribuyendo a que esos grupos estén más cerca de poner fin a las graves violaciones contra los niños y de prevenirlas. Varios grupos armados, en particular en Myanmar y la República Centroafricana, también han expresado su disposición a firmar planes de acción con las Naciones Unidas.

           “Las probabilidades de que una mayor interacción entre mi oficina y las partes en conflicto sea fructífera aumentan si también existen medidas de apoyo coordinado. En ese sentido, hemos constatado que las visitas del Grupo de Trabajo del Consejo de Seguridad a las situaciones de conflicto y el apoyo activo de los grupos de amigos para la cuestión de los niños y los conflictos armados son elementos clave para facilitar nuestra labor”, concluyó la Representante Especial.

           El informe íntegro se puede consultar en: http://undocs.org/es/s/2018/465

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           Para obtener más información, diríjanse a:

           Fabienne Vinet y Stephanie Tremblay, Oficiales de Comunicaciones de la Oficina de la Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados, +1-212-963-8285 (oficina) +1-917-288-5791 (móvil) tremblay@un.orgvinet@un.org.

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